La segunda mitad del año no había comenzado bien para la orquesta de Sarandí, luego de algunas fechas logró que sus instrumentos comenzaran a coordinar; más adelante volvieron a desafinar, los desacoples entre sus músicos no hacían otra cosa que prolongar una racha adversa.

Una tarde la orquesta puso todos los instrumentos a punto y volvió a sonar de la mejor manera. Esa tarde quedará en la historia de la música... y del fútbol también… del fútbol, porque el escenario no fue precisamente el del teatro Colón, sino que el espectáculo se brindo en el verde césped del Julio Grondona. La orquesta de Arsenal de Sarandí opacó completamente a la de Boca Jrs.

La clave “de sol” estuvo en la recuperación del medio campo y la efectividad de la delantera. Apenas comenzaban a acomodarse, Silvio González convirtió en su primer llegada al arco contrario, y mientras Boca sólo pensaba en llenar de centros el área del local, el Arse salía de contra y estaba cerca de ampliar la ventaja; así fue que lo logró, nuevamente el Pulpo, luego de una jugada verdaderamente lujosa. Ventaja elevada a dos y merecida por demás, a esta altura el funcionamiento del equipo resultaba un placer para la vista.

Boca ya tenía un jugador menos, y seguía entrándole duro a los del Arse. En una distracción del fondo celeste y rojo, los xeneizes lograron acercarse en el marcador; luego todo volvió a ser como al principio, el Arse recupero el dominio de la pelota y lo mantuvo hasta el final de la primera parte.

Este final dejaría varias dudas en Arsenal porque el equipo comenzaba a dormir una siesta que de no terminar le costaría caro. Por suerte el comienzo del segundo tiempo volvió a demostrar que Arsenal iría por más. Una salida rápida del fondo y una corrida heroica de Caffa, para terminar con una definición perfecta, hicieron que los de Bianco sacaran otro gol de ventaja, y respiraran aliviados nuevamente.

Boca la pasaba realmente mal, para colmo perdería otro hombre, Morel Rodríguez. Dos minutos después sería Arsenal quien sufriría una expulsión, la de Almada, segunda tarjeta amarilla dudosa por demás. Era evidente que Pompei sentía la presión del publico y jugadores visitantes (reclamaban por las dos expulsiones y por un penal bastante claro (televisión mediante).

Nada hizo que Arsenal perdiera la calma; el equipo siguió jugando tranquilo, haciendo que Boca desesperará aun más por la situación. Como broche de oro llegaría el gol del pato González, otra vez aprovechando las ventajas que daba Boca en defensa.

Partido terminado para Boca, no para Arsenal y mientras que un ole interminable bajaba de las tribunas locales -música para los oídos-, de las tribunas visitantes bajaban toda clase de elementos contundentes. En tanto, en la cancha, los jugadores boquenses, presos de su propia impotencia, no paraban de pegar.

Boca quedó con 8 hombres cuando el partido ya moría, y pudo haber perdido alguno más, de la misma manera que Arsenal pudo haber ampliado la ventaja. Pero la historia ya estaba escrita, Arsenal bajaba al puntero y con goleada, algo que hacía años ningún otro equipo conseguía. También pasaron muchos años, más de ocho, para que un mismo equipo le ganará tres veces consecutivas al conjunto de la ribera.

Esta sinfonía ya quedó grabada, ahora será cuestión de llevar todos los instrumentos a Rosario y tratar de seguir con el mismo repertorio hasta que termine el año.