La levantada del último fin de semana se desdibujó en la tarde-noche de Parque Patricios.

Es cierto que la temprana expulsión de Pellerano condicionó el resto del partido. Arsenal había salido con una actitud más cautelosa que la del partido con el granate, pero no pudo dejarla ni cuando Huracán se puso en ventaja.

Fue el globo el que hizo todo, sin apresurarse en ningún momento del partido terminó goleando justificadamente. Arsenal se preocupó demasiado tratando de controlar al rival y así se olvidó de atacar. Apenas tuvo un tiro al arco en todo el partido.

Huracán tuvo la paciencia suficiente como para atacar sin desatender su última línea, y de esa manera construyó lo que sería una victoria fundamental para sus aspiraciones al título de campeón.

El equipo de Burru dejó una mala imagen. Enfrente estaba un rival que juega muy bien y en su estadio no perdona, pero se esperaba mucho más después del resurgimiento que los jugadores habían demostrado hace apenas una semana.

El viernes próximo frente a Independiente, sin importar el resultado, será el final del peor torneo de Arsenal en Primera División. Al menos para terminar con una sonrisa el semestre y pensar ya en el Apertura, sería bueno ganarle a los vecinos del barrio.