Son esas derrotas que a uno lo dejan con las ganas de quedarse aplaudiendo al equipo por varios minutos. Nada que comparar con las anteriores que había tenido Arsenal, donde se había ido del campo de juego goleado y con muchas dudas. Esta noche Arsenal perdió, pero no lo mereció.

Es cierto que la primera media hora de partido fue de Independiente. El equipo de Gallego salió decidido a defender la punta y Arsenal no lograba entrar en el partido. Un tiro libre pegado a la línea del área, sirvió para que Núñez sacara un remate incontenible y pusiera un resultado que hasta el momento era justo.

Fue también en ese momento cuando despertó Arsenal. Empezó a mover la pelota, a poder hacer tres pases seguidos sin regalarla y logró adelantarse varios metros en la cancha. Con ese cambio de actitud llegaron las primeras chances de gol, lo mas claro del primer tiempo fue un cabezazo de Obolo que Gabbarini salvo en la línea y acto seguido Leguizamón la estrello contra el travesaño. Para el final del primer tiempo Arsenal ya era merecedor del empate.

En el complemento Independiente decidió esperar en su campo para aprovechar alguna contra. Eso permitió que Arsenal tuviera la pelota casi todo el segundo tiempo, generando varias situaciones para ajusticiar el marcador. Los ingresos de Jara y Mosca aportaron mucho al funcionamiento, y el delantero fue protagonista de varias de estas jugadas.

Arsenal busco y busco, pero siempre se chocó contra la seguridad de Gabbarini. Sin dudas fue su noche, logro que con muy poco Independiente concretara un triunfo que lo afirma en lo más alto. Arsenal hizo mucho pero se quedó sin nada. Lo bueno es que pudo retirarse con la tranquilidad de que jugó un muy buen partido contra el puntero y en su estadio, y que a pesar de haberse cortado la gran racha que traía el rendimiento no merma y los resultados seguramente lo seguirán acompañando.