Luego de las tantas situaciones que Arsenal desperdició en los pirmeros minutos del encuentro, uno temía que podía llegar a pagarlo así de caro. Fueron muchas, sobre todo frente a un equipo como Estudiantes que si algo sabe hacer es cuidar su propio arco.

Pudo ser de Jara, de Obolo, y hasta de Galván, pero Orión siempre se encargó de ahogar el grito de gol. Cuando la primera parte llegaba a su mitad el local comenzó a aportar su juego y el partido tomó otro rumbo.

Arsenal tuvo que retroceder, Galván y Pérez ya no volvieron a adelantarse por las bandas, y Verón comenzó a participar de todas las pelotas que jugaba Estudiantes.

En los últimos minutos del primer tiempo llegó un desborde de Clemente Rodríguez que terminó empujado por Carrusca. Ahí se terminaron todas las aspiraciones de Arsenal y comenzaron los dolores de cabeza.

El segundo tiempo fue un monólogo del equipo Platense, apenas una jugada de Arsenal que de casualidad llegó a los pies de Obolo y terminó tapando brillantemente el uno local mientras se convertía en figura.

La defensa de Arsenal se vio desbordada muchísimas veces, el mediocampo no llegaba a cubrir, y así Estudiantes comenzaba a construir la goleada. En cinco minutos Boselli estiró la ventaja a tres goles, y pudo ser aún mayor en los veinte minutos que todavía restaban.

El equipo de Burruchaga pasó de hacer un partido muy interesante a uno preocupante. Pago así de caro el no haber aprovechado ninguna de las situaciones gol que tuvo en el comienzo, y así terminó dejando muchas interrogantes de cara a una semana donde lo esperan Vélez (el martes) y Racing (el domingo).