El partido había comenzado de manera perfecta. El gol de Leguizamón en el primer minuto nos hacía empezar a olvidar la goleada sufrida en Brasil, pero no iba a ser tan simple como parecía.

Arsenal siguió atacando y manejaba el ritmo del partido, pero en el primer descuido que tuvo, Gimnasia lllegó al empate. De todas formas Arsenal siguió generando peligro en el arco de Nereo Fernández, y merecía pasar al frente en el marcador, pero el partido iba a ponerse cuesta arriba.

A los 34 minutos Lunati se apresuró en sacar la primer amarilla a Darío Espínola, quién infantilmente se ganaría la segunda apenas 2 minutos después.

Arsenal improvisaría una línea de cuatro con Garnier, esperando a que llegará el entretiempo. Pero Alfaro tenía que seguir moviendo piezas, ya que a los 40 saldría lesionado Leguizamón. La tarde ya no mostraba el panorama del primer minuto de juego, y lo peor estaba por llegar...

Otra desatención en el fondo de Arsenal, y quedaría Miranda mano a mano con Cuenca, pero Matellán le cometio infracción antes de patear. Penal bien sancionado, pero totalmente exagerada la tarjeta roja que recibiría el central del Arse.

Lunati se volvía protagonista del partido, y la situación del Arse parecia irremontable: dos jugadores menos, y un gol abajo en el marcador.

En la segunda mitad Arsenal saldría decidido a dejar el alma en la cancha, y manejando inteligentemente la pelota supo como disimular las expulsiones que había sufrido.

"Papu" Gómez, tomó las riendas del equipo y tras una buena jugada, remató desde afuera del área, clavando el balón junto al palo. El empate era justo, pero Arsenal sigquiría buscando algo más.

Los jujeños estaban indecisos, y no querían arriesgar demasiado a pesar de la ventaja numérica. Arsenal tuvo chances para pasar al frente, y a Gimnasia le pesaba cada vez mas la responsabilidad de tener dos hombres de más.

Desgraciadamente, Mateo con un derechazo desde lejos le amargaba la noche al Arse. Pero Arsenal no estaba dispuesto a quedarse con las manos vacías.

Los últimos minutos fueron vibrantes. Arsenal defendía apenas con Christian Díaz, y el resto esperaba cerca del área. Los de Ramacciotti comenzaron a tener algunas chances para liquidar el partido, pero no supieron resolverlas.

Cuando ya todo se terminaba, llegaría el penal que sellaría la justicia. El encargado de ejecutarlo fue Mario Cuenca, rememorando aquella noche histórica en el Monumental. Como no podía ser de otra manera, fue adentro.

Arsenal logró la hazaña. Un punto que vale más que eso, luego de la difícil caída frente a Fluminense, el plantel necesitaba levantar el ánimo. Si bien de antemano nadie se conformaba con el empate, con las incidencias del partido fue un gran premio para el esfuerzo de Arsenal. Fue un empate con sabor a triunfo, que sirve como envión para el partido que se viene por la Copa.