Es una constante del Arse en este campeonato. Primeros tiempos de estudio y desgaste del rival, orden, y tranquilidad, mucha tranquilidad y cero desesperación.

De tal forma, los dirigidos por Alfaro encontraron el gol a diez minutos del inicio en un centro de Garnier que se desvió en Broggi y le entregaron la pelota y la responsabilidad los muchachos de Vélez.

Mientras el Arse no encontraba la pelota, la visita se las ingeniaba para tocar bien por abajo y acercarse al arco de Cuenca con juego asociado.

El partido era intenso, pero Arsenal no podía contraatacar y se limitaba a cerrarse en su sector defensivo.

Tanto machacó el fortín que a los 40`empató merecidamente a través de un cabezazo de Uglessich.

El segundo tiempo mostró a un conjunto local con una actitud diametralmente opuesta a la del período inicial. Se jugaban apenas 30 segundos cuando el Piojo Valdemarín, paradójicamente ex Vélez colocó dos a uno a Arsenal con un testazo muy similar al gol del empate de los de Liniers, pero con asistencia perfecta de Ortíz incluida.

Esta vez el Arse no cometió el vicio del primer tiempo de anotar y defenderse. Por el contrario, siguió jugando en mitad de cancha y ese mérito derivó en un par de situaciones clarísimas para ampliar el marcador.

Vélez ya no tenía el juego del primer tiempo, Escudero y Zárate eran maniatados por el impecable Casteglione y el resto de la defensa, y el mediocampo levantó notoriamente su nivel encabezado por San Martín.

Valdemarín y Obolo entraron muchas más veces en contacto con el balón que en la primera etapa y eso complicaba al visitante.

Y a los 34`en una jugada de pizarrón con pelota parada, la defensa de Vélez tiró mal la posición adelantada y Casteglione cerró su brillante tarde colocando el tres a uno definitivo.

Ganó Arsenal, lo hizo con justicia por el muy buen segundo tiempo que realizó y continúa alimentando las ilusiones de la familia celeste y roja en el gran año del Cincuentenario.