Es verdad que sumar es importante, que cuando no se puede ganar siempre es bueno llevarse un punto. Lo que pasa es que Arsenal sumó su quinto empate en cero. Está claro que hace su negocio, pero creo que no debe hacerlo a cualquier precio. En varias oportunidades demostró que tiene buenos jugadores como para hacer un planteo más ofensivo, al menos de local.

El partido con los rosarinos se presentó como una gran oportunidad para que el conjunto del viaducto muestre todo su potencial, por que está más que sabido que este Arsenal de Burruchaga le caen muy bien los equipos que tienen aspiraciones y que salen a buscar los tres puntos en cualquier cancha.

El partido se hizo malo, pero por el flojo nivel de los dos. En el PT Arsenal tuvo situaciones y por largos ratos fue el dueño del balón. Con el remate de tiro libre de Núñez y un disparo de Javier Morales de media distancia, el celeste y rojo mostró sus aspiraciones. Poco a poco fue cayendo el nivel de Arsenal y con ello sus intenciones de ganar el partido. Mientras tanto Newell´s tuvo su chance más clara en el cabezazo de Maidana que no fue gol solo por la gran atajada de Limia.

En el segundo tiempo los Leprosos fueron protagonistas sin claridad, dominaron pelota y terreno, pero escasearon en ideas que les permitieran generar situaciones de verdadero peligro para Arsenal. Con el ingreso del Ariel Ortega que sorpresivamente fue al banco, el partido tuvo un condimento para ser vibrante hasta el final. Con cada amague y regateo el “burrito” desplegaba su gran habilidad y complicó bastante al fondo de Arsenal, tal es así que en una jugada, antes de rematar al arco hizo pasar de largo dos veces a Darío Espinola, aunque su remate no llevó dirección y el arquero Limia se quedó fácilmente con la pelota.

En esta ocasión Arsenal sumó un nuevo empate, aunque restó en fútbol, quizás sea un poco por culpa de esa ideal fundamental de “sumar”, lo que no le permita retomar ese nivel futbolístico que mostró en varias oportunidades.

Ojala en el partido con Quilmes, Arsenal salga a jugar sin pensar tanto en el resultado y confiado en sus posibilidades, seguramente así, llegará al éxito.