Arsenal llegaba al Monumental con una complicada tarea, tratar de traerse algún punto, o al menos cumplir un buen papel y demostrar que esta para cosas grandes. Si esto ya no era fácil, la cosa se complicó al ver la situación de River: estaba con la soga al cuello, tras dos derrotas consecutivas, si no ganaba ya casi se empezaba a despedirse del campeonato (suena un tanto exagerado, pero recordemos que ningún campeón de torneos cortos perdió mas de esa cantidad en todo el torneo).

Si alguno pensaba que peor no podíamos estar se equivocaba, porque cuando Arsenal estaba empezando a “aguantar” la presión de River, ya tenía dos goles adentro. Cómo remontar esto, cuando el equipo estaba mentalizado y preparado en durar lo mas posible sin que le conviertan goles, y ver si en alguna contra se le podía dar de acertarle al arco de enfrente, y después rezar hasta que termine el partido.

Y si alguien se pregunta que paso… lo que paso es que a Arsenal lo liquidaron (como lo harían a cualquier otro equipo) estos goles tempraneros, y no estaba preparado para salir a remontar la situación. Esto llevo a que algunos jugadores se equivoquen de camino, una terrible patada de Espínola a Montenegro, que tuvo que dejar al cancha, y el arbitro lo perdonó la vida a Cafú.

Aunque River le prestó el dominio del balón, como paso en los 35 minutos que restaban del primer tiempo, el partido pareció haberse zambullido en un balde de agua helada. Si bien fueron mas las situaciones que tuvo el Arse para descontar (lo tuvo Calderón, Vilallonga con un mano a mano, y el “Gato” en una pelota parada) que River para ampliar, el descanso llego con el mismo resultado.

Los mas optimistas, pensamos que lo peor ya había pasado y que capaz podíamos llegar a descontar en algún momento, ya que River no era el de los primeros minutos. Sin embargo apenas comienza la segunda etapa River vuelve a abofetear al Arse: dos goles seguidos que concluyen el partido, y que otra vez eran por las ventajas que da Arsenal en el fondo, hace un tiempo impensadas, hoy en día cotidianas.

Otra vez el partido cae en un pozo. Era evidente que River cuando se lo proponía lastimaba y mucho, por suerte no volvió a pasar hasta el final del partido. Si, 5 a 0, la peor goleada que le propinan al Arse desde que juega en Primer División, y me animo a decir que una de las peores de nuestra historia.

Peor no se podía jugar, mas ventajas a River tampoco se le podían dar, y encima era evidente que el de arriba no estaba de nuestro lado: penal a Calderón, que termina reventando en el palo, el rebote le cae a Espínola y no sabe que hacer con la bola; la jugada siguiente Monrroy deja a medio equipo millonario en el camino, incluyendo al arquero, y cuando manda el centro El “Pato” González no la puede embocar, después de una terrible chilena; y para terminar el partido un centro cruzado en el que entraban solos Caruso y Quinteros, pero ninguno de los pibes pudo hacer algo que resulto imposible (para el Arse, no para los delanteros de River): convertir un gol.

Burruchaga tendrá charla para rato, hay muchísimas cosas que mejorar, aunque también hay que tener en cuenta que el rival era River, y por supuesto en los huecos que se generaban atrás también hay mucho merito de ellos. A pesar de todo esto, del 5 a 0 puesto, la gente del Viaducto terminó demostrando que la pasión va mas allá del resultado de un partido, y aunque en esa TARDE NEGRA no iba a entrar, dejamos bien en claro que “AUNQUE GANES O PIERDAS NO ME IMPORTA UNA MIERDA, SIGO SIENDO DEL ARSE PORQUE AL ARSE LO QUIERO”. No hay mas palabras que esas, lo que si hay de sobra es aguante a la celeste y roja para el próximo partido, donde habrá que salir a ganar o ganar.