Impotencia. Es la sensación con la que nos fuimos los hinchas de Arsenal del estadio de Lanús, luego de caer derrotados con un Racing que para nada mereció la victoria. Aún hora después del partido me parece mentira que ninguna de las llegadas del conjunto de “Burru” terminó en gol. Es evidente que tengo bronca y mucha, para colmo si la simpatía que podes llegar a tener con otro club que no sea Arsenal se vincula con el color rojo, la historia pinta mucho peor este triunfo inmerecido de la Academia.

Creo que no hace falta decir que tres tiros en los palos, un gol mal anulado a Piersimone y otro remate del goleador en el inicio del partido que fue salvado en la línea, son muestras más que elocuentes de que la victoria tenía que tener destino celeste y rojo.

Con aplausos se retiró el equipo del viaducto en la primera mitad, así como se aplaude un buen espectáculo, de pie, no merecía menos un equipo que supo jugar con un patrón de juego, con convicción, decisión, ideas claras, sin dar más vueltas, sabe a que juega y se nota. Pero como en el fútbol no siempre pasa lo que tiene que pasar y ganan partidos aquellos que no hacen méritos, Arsenal se fue a casa con las manos vacías.

Dos cambios al hilo, salen Arano y Estévez , a la cancha Milito y Sixto Peralta. Solo ellos, ningún otro merecía ganar, fueron los únicos de Racing que hicieron algo, Milito encaró y llenó de dudas la defensa de Arsenal, Peralta le dio manejo a la mitad de cancha de un equipo que solo veía pasar la pelota. Y fue así, solo con eso que Blanquiceleste llegó al gol de Diego Milito, a los 21 minutos del complemento. Más tarde justificó el gol y sólo con Milito de protagonista, un remate que tapó Limia abajo, pero nada más.

Arsenal pagó muy caro no haber aprovechado su momento del partido y cuando se quizo acordar ya faltaba poco para el final. Ni siquiera pudo aprovechar el “regalito” de Ubeda, el delantero extra que tienen todos los equipo que enfrentan a Racing, que dejó a Silvio González de cara a Campagnolo, quien se salvó nuevamente ante la imprecisión del jugador de Arsenal.

Cuando se pierde de esta forma y en todos los casos, se dice lo mismo: que hay que estar tranquilos, porque Arsenal está en camino, juega sabiendo lo que hace y es muy seguro que el éxito llegará pronto.