Lanús es un rival que siempre le resulta complicado de enfrentar a Arsenal y en este comienzo de campeonato volvió a sufrirlo. Con la cancha bastante rápida, fue el granate el que mejor se acomodó mientras los locales no podían afirmarse en un campo húmedecido por las lluvias de la última semana.

De a poco, Lanús ganó protagonismo y Arsenal por momentos corría detrás de la pelota. En una gran jugada y mejor definición, Aguirre dejó parada a toda la defensa del Arse y marcó el gol de la ventaja. Gol merecido, Lanús sacaba provecho de la base del equipo que sigue mantiendo torneo tras torneo.

Arsenal intentó crecer después del gol, algo se pudo ver cuando "Marciano" Ortíz tomó  la pelota, pero el resto del mediocampo no supo acompañarlo. Antes del final de la primera mitad, Boggino tuvo una chance inmejorable para empatar de cabeza, pero no tuvo buen destino.

En la segunda mitad pudo verse una mejor imagen del equipo de Alfaro. El ingreso de Sena por Boggino aportó algo de seguridad por la banda derecha, y rápidamente un desborde de Leguizamón por ese sector terminó en el empate. Obolo, con la lucha de siempre, llegó a desviar la pelota mientras los centrales granates no llegaban a cortar el centro y la pelota terminó ingresando al arco con algo de suspenso al arco.

De aquí en adelante pudieron verse algunos momentos buenos de Arsenal. Estuvo muy cerca de marcar el segundo tanto,  si no fuera por los reflejos de Marchesín en una mano a mano que tapó a Mauro Obolo. Llegando a la mitad del complemento Lanús volvió a generar peligro en el arco de Campestrini: varias situaciones de gol en apenas diez minutos desembocaron en el segundo tanto del visitante, el que le permitiría llevarse la victoria de Sarandí.

Arsenal no mostró reacción en el cuarto de hora que quedó por jugar y, de esta manera, Lanús se llevó un triunfo con bastante justicia. Al equipo de Alfaro aún le resta bastante por trabajar para lograr acoplar correctamente los engranajes que hagan funcionar a esta nueva versión del equipo. Por ahora, mostró que le falta bastante para que las individualidades se conviertan en un equipo.