Tuvo que pasar mucho tiempo para que el hincha del Arse se vaya del Nuevo Viaducto con una imagen tan positiva. Arsenal logró ganar nuevamente de local, pero lo más sobresaliente fue que pudo manejar muy bien el partido y no llegó al minuto final con sufrimiento.

Durante todo el partido se vio un esfuerzo grandísimo en todos los jugadores. Todos estuvieron muy concentrados y este fue el pilar de la victoria frente a Huracán. En el comienzo del partido no tenía las ideas muy claras, pero al lograr el gol de Obolo comenzó a acomodarse en el campo de juego. Huracán mostró un nivel muy bajo, casi nada quedó de aquel vistoso plantel de apenas un año atrás.

Campestrini había sufrido un remate en el travesaño cuando el partido aún estaba empatado, pero afortunadamente fuera de esa situación tuvo una noche bastante tranquila. Es cierto que el equipo tuvo gran parte de la responsabilidad. La defensa tuvo un partido como si llevaran varias temporadas jugando juntos. En general, las incorporaciones ya lograron acoplarse al equipo. Por eso fue el equipo lo más destacable del partido.

El segundo tiempo fue muy parecido al primero. Con la ventaja en el marcador, Arsenal supo conservar la tranquilidad y esperó al momento justo para dar nuevamente otro golpe. Fue a los 18 minutos que Leguizamón cambió un tiro penal por gol, y el partido se dio por finalizado. Estuvo más cerca Arsenal de liquidarlo de contra que el globo de alcanzar el descuento.

El equipo de Alfaro no brilló, no dio una exhibición de fútbol, pero sí de sacrificio. Los jugadores disputaron el partido con la importancia que se merecía, un triunfo lo dejaba Arsenal arriba de todos los equipos que seguramente estarán peleando el descenso al final de la temporada. En apenas 3 partidos, logró alcanzar a todos los que se encontraban accesibles, y ahora los mira desde arriba. Esta noche se vio a un equipo que nos esperanza a que en algunas fechas podamos mirar un poco más la tabla de posiciones y le demos menos importancia a la del descenso. Hay equipo.