Queda claro que si hay una cuenta pendiente en este equipo, es mejorar su rendimiento cuando juega de local. Al contrario de lo que sucede con otros planteles, Arsenal cuando juega en su propio estadio no es tan efectivo como cuando visita los ajenos.

Probablemente donde más cómodo se siente es cuando el rival tiene la responsabilidad de salir a ganar el partido y así aprovechar los espacios que pueda dejar. Esta noche, frente a un equipo que no tuvo demasiado interés en el arco contrario, Arsenal chocó contra sus propias limitaciones.

Durante casi todo el partido tuvo la intención de dominar la pelota, eso le salió bastante bien. Los problemas surgían cuando intentaban avanzar más allá de los tres cuartos del campo: la mayoría de sus intentos allí se diluían.

También es cierto que tuvo las llegadas más claras, pero a diferencia de otros partidos no las aprovechó. Leguizamón pudo abrir el marcador en el primer tiempo pero se fue muy cerca, Lisandro López también tuvo una de peligro dentro del área chica. El descanso los encontró igualados en cero.

En los primero minutos del segundo tiempo parecía que la historia cambiaba. El recién ingresado Choy González encontró un lugar en el mediocampo donde se movía con libertad y desde allí comenzaron varios ataques. Con el paso de los minutos esto se diluyó y el partido volvió a ser el de antes, pero con el visitante cada vez más cerca de su portero.

Cuando quedaban pocos minutos casi se lo queda All Boys con un cabezazo que dio en el travesaño que de haber entrado hubiera sido bastante injusto, de merecer un ganador Arsenal fue un poco más ambicioso.

En definitiva no se sacaron ventajas. El equipo de Floresta festejó un empate en su pelea por la permanencia, mientas que por Sarandí la gente se retiró con gusto a poco. De los últimos tres partidos sólo se rescataron dos empates y ahora toca enfrentar a dos grandes, Boca y San Lorenzo, que a pesar de su malos presentes no serán nada fáciles.