Es raro que el resultado final de un partido pueda diferir tanto del juego visto en la cancha. Arsenal dominó a Huracán por largos ratos, jugando bien y con la idea de conseguir el triunfo desde l minutos cero. Contó con reiteradas chances durante la primer parte, inclusive una terminó en gol pero el línea cobró una posición adelantada que no existió.

Los primeros cinco minutos de la etapa complementaria Huracán mostró su única reacción del partido, y por esos pocos minutos supo tomar la iniciativa del encuentro. Así, logró un gol cuando apenas comenzaba a proponerse buscarlo y pasó al frente en el marcador.

Si Arsenal había mostrado una imagen ofensiva hasta ahora, crecería aún más luego de este gol. Alfaro mando a la cancha a Franzoia (pudo convertir pero le faltó precisión) y Leguizamón que sigue demostrando que con Obolo hace una dupla temible.

Tras una y otra jugada de riesgo, Arsenal llegó al empate. Fue desde un centro de Legui a la cabeza de Obolo, no podía ser de otra manera que con esa conocida formula. Todavía quedaban treinta minutos, y por eso Arsenal siguió buscando. Tuvo varias opciones de gol, pero le falto la puntería necesaria para plasmar en el marcador lo que en el transcurso del partido era mas que merecido.

Para colmo casi lo pierde. Una ataque aislado del equipo de Pompei terminó con Guerra pifiando una chance inmejorable frente al arco del Arse. No se puede reprochar mucho a esta actuación, con alguna pausa en la definición de las innumerables situaciones de gol el desenlace hubiera sido otro. Arsenal fue más, pero se llevó sólo un punto, el mismo premio que tuvo un Huracán en franca caída.