Desde que Arsenal llegó a primera tomó como idea fundamental sumar, tratar de buscar los tres puntos, pero sin desesperarse en esa búsqueda. De hecho lo consiguió y muchas veces se trajo buenos resultados de reductos complicados.

Este partido con Racing no fue la excepción a la regla, luego de la gran hazaña con River lógicamente se iba a empezar a sentir el desgaste. Por eso no sorprendió tanto ver a un Arsenal sin su ida y vuelta habitual, al menos en el segundo tiempo. Por que apenas comenzado el partido Javier Morales y Rivas, los más “descansados” tomaron la conducción de los ataques. Con buen ritmo y precisa distribución del balón, Arsenal se anotó presente varias veces en el área académica. La más clara la tuvo Morales, con un toque suave de la pelota que terminó apenas arriba del travesaño.

En cuanto los ya nombrados Rivas y Morales comenzaron a bajar el rendimiento, se agotó la presencia ofensiva del equipo del Viaducto. Esto le significó a Racing hacerse dueño del juego, donde quedo en evidencia su crisis futbolística y su falta de definición. Varias veces tuvo a Rodrigo Mannara en situación inmejorable, con remates hasta a grotescos.

Entre que uno no pudo (Arsenal), por el desgaste de los partidos acumulados y, el otro no supo (Racing), por su mal momento, el partido cada vez se ponía peor. Así fue todo el segundo tiempo, los visitantes fueron los que tuvieron más chances, pero siempre chocaron contra sus limitaciones.

Arsenal por momentos armó la contra y casi consigue la conquista en una carambola de Rivas, con una “rara” chilena desde el suelo que no pudo concretarse.

Fue un partido deslucido, todo estaba armado para la fiesta. No deja de ser histórico para Arsenal, el hecho de recibir en Sarandi a un equipo como Racing, un club que al igual que Independiente siempre se lo miró de reojo y, hoy en una realidad maravillosa se dio el gusto de tenerlo frente a frente en su propio estadio y en la primera división. Sin dudas esto último lo mas rescatable de un partido que no dejó mucho desde lo futbolístico, pero si un grato recuerdo desde lo emocional.