Hacía seis años que el Arse no ganaba en Mataderos, pero el estigma se rompió y de la mejor manera. El equipo de Alfaro ganó, gustó y goleó a un rival que está cada vez más complicado en la lucha por evitar el descenso.

El primer tiempo resultó lo más equilibrado del partido. Cada uno con su estilo, la etapa terminó favorable a Arsenal por la mínima diferencia de gol, pero en el juego se notó que el elenco de Sarandí entendía el sentido de “equipo” y Chicago solo era un cúmulo de voluntades individuales repletas de nervios.

Apuntalado en el sobrio trabajo defensivo, en las atajadas claves de Cuenca, en el “relojito” del centro de la cancha que son Ortiz y San Martín, en la explosión por la bandas de Garnier y Llama, y en la espectacular labor ofensiva de la dupla Obolo-Valdemarín, el Arse redondeaba un aceptable primer tiempo, coronado con el gol de Obolo a los 13` tras asistencia de Llamita.

La infantil expulsión de Talín a los 38`por un absurda agresión a Garnier le dio al adiós definido del partido al Torito de Mataderos.

En la segunda etapa todo fue de Arsenal. El manejo del balón, el dominio del terreno, las situaciones, los goles. A esta altura Chicago casi no oponía resistencia en defensa y era previsible en ofensiva.

Los cambios del técnico local Rodolfo Motta no surtieron el efecto esperado por él, Chicago acrecentó su imagen desfigurada y Arsenal se floréo en la noche de Mataderos.

Llegaron los goles de Obolo, Mouche (a los 10`segundos de haber hecho su debut absoluto en primera división) y la definición exquisita de Raymonda.

A esa altura sonaba el “ole, ole” de la tribuna visitante, donde casi 700 hinchas se sentían en la gloria, más punteros que nunca...

Arsenal sumó su segunda victoria consecutiva y sigue arriba en las posiciones del torneo Clausura 2007. Ganó merecidamente pero sufrió ante un oponente que no se entregó nunca.

La rápida ventaja obtenida a los 6`tras el golazo de Jorge Ortíz, no sirvió de mucho para lograr la tranquilidad esperada. Apenas algunas maniobras del propio "Marciano" y algunas pinceladas de Lllama por izquierda y la tenacidad de Valdemarín resultaban suficientes ante un equipo mendocino que de a poco le fue tomando la mano al encuentro y terminó la etapa no solo igualando el marcador (por intermedio de Devaca) sino complicando al conjunto de Alfaro.

El segundo tiempo tuvo casi como exclusivo protagonista al elenco local, que mejoró notoriamente por la aparición en todo su esplendor de Andrés San Martín (de poco juego en la primera etapa), quien no solo anotó de cabeza el segundo gol a los 13´sino que se adueñó por completo del control del equipo.

El ingreso de Obolo por un intermitente Raymonda le dió al Arse el dominio necesario para poder controlar las acciones de manera suficiente sin tener que sufrir cerca de Cuenca.

Arsenal pudo ampliar las cifras del marcador en los últimos minutos del match, pero sobre la expiración del tiempo adicional, Garnier le sacó debajo de sus propias narices la pelota a Pinto que se aprestaba a definir bajo el arco ante un Cuenca indefenso.

Se ganó, no se jugó del todo bien y especialmente en la primera etapa hubo baches en defensa, pero lo importante es que el equipo se sigue haciendo fuerte en casa y que partido tras partido se agiganta la ilusión copera...

El comienzo del partido mostró al conjunto local mejor parado en el terreno y con el dominio casi exclusivo de la pelota. Los de Alfaro, se encontraron defendiendo demasiado cerca de su arco, y casi sin poder contraatacar a la defensa de tres hombres que había plantado Pedro Troglio.

En esa errática primera etapa de Arsenal, Mario Cuenca resultó fundamental para mantener la valla en cero.

El lobo, mediante el manejo del uruguayo Pacheco, más el aporte de Dubarbier y Piatti en mitad de cancha, controlaba las acciones y complicaba en ofensiva con la dupla uruguaya Leal-Silva.

Seis llegadas en la primera etapa fueron muestra suficiente del mejor momento del elenco platense.

El Arse se defendía como podía, pero en el mediocampo le era imposible sostener la pelota que casi ni llegaba a las posiciones de los delanteros Obolo y Valdemarín.

Recién el viaducto reaccionó en los últimos diez minutos del período y avisó con un par de llegadas sobre el arco platense.

El segundo tiempo resultó ser todo lo contrario de lo visto en la primera etapa.

Arsenal se adelantó en el campo, San Martín se puso el equipo al hombro, levantaron los carrileros Llama y Garnier, ya pensando más en el arco de enfrente que en el propio, y Gimnasia comenzó a perder el rumbo.

Dos llegadas claras en los primeros cinco minutos anunciaron lo que se vendría, y a los 14`tras un lateral de Sekagya y asistencia de cabeza de Obolo, Garnier apareció solo en el centro del área para fusilar a Kletnicki.

El lobo sintió el impacto del 0-1, no supo reaccionar y Arsenal continuó manejando con corrección y precisión el balón, sin meterse atrás, presionando en mitad de cancha y apostando al contragolpe.

La defensa de Gimnasia cada vez daba más ventajas y por eso Arsenal tenía chances de ampliar el marcador. Sumaron ocho las oportunidades de gol de los de Alfaro en los segundos cuarenta y cinco minutos.

El ingreso de Raymonda promediando el segundo tiempo le dio más fútbol a la visita y por eso no extrañó que a nueve minutos del final, otra vez Garnier solito a la altura del punto del penal apareciera para vencer al golero tripero.

Gimnasia fue pura impotencia, los cambios decididos por Troglio no surtieron el efecto esperado, y el Arse terminó ganando el duelo con absoluta tranquilidad.

Se notó que en lo físico el Arse también ganó el duelo, pues el local solo tuvo resto durante la mitad del partido.

Buen comienzo de torneo, y gran segunda etapa, basado en un cambio de actitud y mentalidad que Alfaro inculcó en los salvadores quince minutos de descanso (y charla) del entretiempo.

Arsenal demostró tener la misma solidez del Apertura pasado, lo que nos permite renovar la ilusión.