El clima era ideal, mucho público, un sol radiante y la posibilidad de ver un partido de fútbol entre dos equipos que cuentan en sus planteles con muy buenos jugadores. Finalmente nada sucedió y el partido no dejó más que la amargura del resultado.

Desde el inicio se pudo observar a un Colón muy activo en ataque, generando algunas chances para convertir. Sin dudas era mucho más que el impreciso Arsenal, cuestión que iba a mantener por el resto del partido. Cada vez que el equipo de Burruchaga podía generar algún ataque, el error se hacía dueño de la escena, tal es así que no genero ninguna jugada de riesgo hacia el arco de Tombolini. Para colmo eran los de Basile que por intermedio de Fuertes casi abren el marcador.

El resto del partido mostró como los de Sarandi seguían manejando la pelota sin poder generar situaciones de peligro y, cómo el Sabalero de vez en cuando mandaba alguna contra. En una de ellas estuvo cerca de marcar la diferencia, si Moreno y Fabianessi no se hubiese encontrado en posición adelantada.

Arsenal mostró un sistema distinto al que venia practicando, en el ataque jugó solamente Germán Denis sin la compañía de Calderón. Su reemplazante Javier Morales como media punta no tuvo un buen resultado. El resto todo igual, menos el ingreso de Darío Espínola por Testa, seguramente para buscar un poco de rotación en el equipo, tratando darle descanso a algunos jugadores que empiezan a sentir el trajín de partidos.

Yo creo que no es para desesperarse por este partido, si tuviéramos que elegir un momento para “cometer errores” si así pudiera llamarse, sin dudas este partido con Colón sería una posibilidad. Por que lo que se viene es de suma importancia, los dos encuentros con Banfield pueden ser determinantes para el equipo, de sacar resultados positivos se estaría logrando una inyección anímica fundamental para el resto del torneo. Por eso digo que en el balance y por lo hecho por Arsenal y por Colón no tiene que ser tan negativo el empate.

Tenía que llegar el ansiado gol, no podía demorarse más, la fría noche marplatense despedía el debut tresarroyense en el estadio Mundialista y Arsenal se volvía inmerecidamente con las manos vacías a Sarandí.

Pero apareció el trabajo de la semana, disfrazado de tiro libre por el sector izquierdo y con un cabezazo-asistencia-gol de Casteglione y la posterior arremetida definidora de Esmerado sobre la línea de gol, le daba al Arse al menos un ínfimo premio por lo hecho a lo largo del partido, pero premio al fin.

El comienzo del partido encontró a dos equipos con las intenciones de juego puestas en el arco rival, apostando al pelotazo largo uno (Huracán de Tres Arroyos) y al juego corto y asociado el otro (Arsenal).

El trámite agradable del encuentro no daba respiros. Situaciones de gol por aquí y por allá. Primero el palo se lo negó a Natalicchio, después el arquero Pardal y el poste lo privaron a Ormazábal...era así , de ida y vuelta.

El estado blando y barroso del campo de juego le restó piernas a los jugadores, que sin embargo se prodigaron por el espectáculo. El primer tiempo terminó con una paridad absoluta en el marcador, en las oportunidades de gol y en los merecimientos de cada uno.

Pero todo cambió en la segunda etapa. Arsenal se metió de lleno en terreno del local, presionó más allá de la mitad de la cancha, recuperó y manejó la pelota y atacó por todos los flancos. Por eso no extraño la sucesión de llegadas con peligro al arco custodiado por Pardal. Primero un tiro libre- misil de Nuñez que el arquero no retuvo y solo-solito Hirsig definió pifiado; luego una pelota que Calderón le bajó de cabeza de manera formidable a Denis y éste a metro y medio de la línea de gol disparó desviado y después otra de Caldera que tapó el golero...

Todo era de Arsenal y el globo se pinchaba, pero llegaron los cambios providenciales del DT Anzarda y a poco de ingresar, Caggiano y Molina se encargaron de refrendar aquél axioma que dice que "dos cabezazos en el área terminan el gol". Así fue, asistió el ex-Independiente y de palomita sentenció el uno a cero Molina desde el punto de penal. Inmerecido pero real.

Arsenal movió piezas del medio hacia adelante, fue con todo en busca del empate y por poco se salvó de sufrir un segundo gol. En primera instancia el volante Izquierdo mano a mano con Limia hizo lucir al 1 de Arsenal y luego Caggiano en buena posición desperdició con un frentazo alto otra clara situación de gol.

Siguió empujando el Arse, se quedó sin fuerzas el local y a segundos del final, la zurda de Nuñez, la cabeza de Casteglione y las ganas y bronca de Esmerado hicieron justicia en la Feliz.

Atrás quedaron algunos fallos dudosos del árbitro Collado, en su mayoría contra la visita, gol anulado incluido tras una falla defensiva de Huracán, por supuesta posición adelantada de Denis.

Tener cancha nueva y volver a ser locales después de tanto tiempo es motivo de una alegría inmensa, de sentimientos indescriptibles y, si a todo eso lo acompaña una actuación excelente del equipo, hacen que la fiesta sea aun mejor.

Por un lado estaban los hinchas rosarinos que desde temprano hacían tour por Sarandi, fue raro ver camisetas de Central comiendo la clásica pizza de “Los PicaPiedras”. Por otro lado estaba la gente del Arse cargada de ilusión en esta temporada histórica.

Desde el arranque todo fue para el equipo de Burruchaga, Arsenal salió a hacer lo que se suponía, presionar bien arriba y apelar a la sorpresa. Lo consiguió y en el primer tiro de esquina Leandro Testa metió la punta del botín y así puso la ventaja.

Ahora sí Arsenal jugaba a placer, manejaba el partido, la posición del terreno y el balón, para colmo en alguna salida de la floja defensa de Central pudo haber aumentado. Aunque el segundo gol no tardó mucho en llegar y ya a los veinte German Denis decretaba el dos a cero inapelable, era justo y merecido, Arsenal era mucho más que el flojo trabajo de Coudet y compañía. Hasta se tomó el lujo de relajarse y entregarle la pelota a los de Púa, algo así como dejarlo en ridículo ante sus propias limitaciones, fueron ratos largos de búsqueda inútil del descuento.

La historia no cambió mucho en el complemento, Arsenal seguía esperando su momento, todo lo hacia a media velocidad, sin despeinarse como se dice comúnmente. Es que el partido lo permitía, hasta que la cosa se ponía brava y ahí sí, “la maquinita” Quinteros toca con todo su talento el balón hacia la red, luego del centro de Calderón. Tres a cero y a otra cosa.

Aunque el partido no había terminado, la victoria de Arsenal no estaba en duda, el gol de Javier Cámpora para los “canallas” no fue más que para decorar el resultado.

Esta victoria se basa claramente en el gran nivel que mostró la defensa y en la rapidez para mover el balón en ataque, hay que mencionar las grandes actuaciones del chileno Ormazabal y de Santiago Hirsig, en la delantera Denis y Calderón no chocaron como con Banfield, esta vez estaba bien claro para qué jugaba cada uno.

Sigue la racha con Central, cada vez que el viaducto le ganó la victoria no fue con menos de tres goles y hasta a veces con baile, para colmo la mayoría de los partidos tuvieron un desarrollo parecido.

La vuelta a casa fue de lo mejor, ojalá dentro de unos meses cuando se mencione la cancha de Arsenal se hable de la fortaleza de Sarandí.