Es una sensación ambigua la que sentí cuando terminó el partido, por un lado estaba toda la bronca reciente por haber perdido, pero poco tiempo después quedó grabado en mi mente, lo bien que jugó Arsenal en gran tiempo del partido.

Es cierto que tuvo las mejores chances, que si entraban las de Mazzoni, Quinteros y Pompey el resultado hubiese sido otro, pero los goles hay que hacerlos. River en cambio tuvo pocas situaciones de gol que supo capitalizar.

En el primer tiempo todo fue parejo, por momentos el partido fue malo. Hasta que Arsenal empezó a complicar al Millonario con las pelotas paradas. Los centros de Núñez con dirección hacia el arco, dañaban y mucho a la defensa del visitante. Parecía increíble ver cabecear a Casteglione tan sólo y desviar el balón apenas afuera del arco de Constanzo. Situación que se repitió unos minutos mas tarde, aunque en dudosa posición, Carlos Casteglione puso a delirar otra vez al Viaducto con la ventaja parcial.

Así finalizaba la primera parte del encuentro, mostrando a un Arsenal mucho más decidido que el rival, con la seguridad demostrada en cada pase. Y de esa forma comenzó el segundo tiempo, como si no se hubiesen ido al descanso. Aunque enfrente estaba River, que al ver como Arsenal desperdiciaba sus chances de ganar el partido, intentó levantar el resultado y lo consiguió.

Marcelo Gallardo lanzó un remate que parecía intrascendente, pero la mala fortuna lo acompañó a Ale Limia que dio rebote y, Brau en el afán de rechazar no hizo mas que mandarla al fondo del arco.

Con el empate parecía que los de Astrada se llevarían por delante a los de Burruchaga, pero no fue así, siguió siendo Arsenal quien tenía mejores chances. Como no las concretó, sufrió en su arco. El chico “fashion” se dio vuelta ante la marca de Casteglione y puso el 1-2 definitivo.

La victoria de River seguramente no fue merecida, pero tiene sus méritos, no llegó mucho pero hizo los goles que es lo que vale.

En el recuerdo quedará una gran actuación de Arsenal, con la mitad del equipo surgido de las inferiores, redondeando todos un buen partido. Seguramente un premio para Daniel Luaces, que puede ver crecer la semilla que sembró en su momento florecer en el fútbol de Arsenal.

En la copa habrá revancha es verdad, pero antes hay un partido durísimo con Estudiantes en La Plata, donde generalmente Arsenal se trajo buenos resultados.

Arsenal le demostró a Instituto de Córdoba que tres años de experiencia ininterrumpidos en primera no resultaron en vano.

Con aplomo, serenidad y manteniendo una envidiable tranqulidad, incluso cuando peor la pasó (léase primer tiempo), el elenco de Sarandí aprovechó sus buenos momentos de fútbol en el segundo tiempo y liquidó a un rival que se fue desinflando a medida que transcurrían los minutos, y que terminó dejando una pálida y preocupante imagen.

De entrada el que mejor leyó el partido fue el local, de la mano de los carrileros Gil y Peralta y con la movilidad y habilidad del chiquito Quintana. Por eso, fue el equipo de Rivoira el que tuvo las mejores situaciones de gol en los ’45 iniciales.

Pero la historia cambió radicalmente en la segunda etapa, cuando Quinteros y Ormazábal no solo ajustaron las marcas por los extremos, sino que se animaron a jugar, sumando a Morales al circuito ofensivo y con el aporte invalorable de Calderón, cómplice necesario para empezar a acosar al arquero Caranta.

Con lo anterior, y con algunos ajustes defensivos, Arsenal borró de la cancha Instituto, y cada vez con más decisión y criterio fue creando situaciones propicias para llegar al gol. Primero Calderón y luego Ruiz no pudieron con Caranta, pero a los 26’ y tras una jugada con pelota detenida que necesito dos movimientos, Casteglione se puso nuevamente el traje de goleador y de cabeza convirtió el único gol del encuentro.

De ahí en más, control de pelota, dos prolijas líneas de cuatro hombres, orden y más orden y a disfrutar de un triunfazo.

Justa victoria del Arse que le permitió retomar la senda positiva, el camino que cada día nos tiene más acostumbrado....

Cuando aun en Sarandi se escuchaban los ecos por la gran victoria ante River, llegó esta derrota con Argentinos que transformó la tarde en silencio absoluto. Un gol de pelota parada, de esos que duelen por que son goles que Arsenal conoce a la perfección. Como se dice comúnmente, el equipo de Batista le dio de su propia medicina a los de Burru, que bien saben de este tipo de jugadas.

Mas allá del resultado, Arsenal jugó decididamente mal, sólo lo hizo en pequeños instantes en los que tocaron Pompei y Rivas, escasos intentos para lo que fue una jornada deslucida para los del Viaducto.

Es cierto que el local empezó jugando mejor, que tuvo algunas situaciones en las que podría haber marcado una diferencia, aunque siempre le costó mucho profundizar las jugadas y crear verdadero peligro.

En cambio Argentinos que no tenía mucho la pelota en su poder, logró inquietar mucho más el arco de enfrente. Una muestra clara de esto, fue la gran salvada de Limia a quemarropa en un tiro de Demuner.

En el complemento, Arsenal jamás encontró el ritmo del partido, fue muy impreciso y lo pagó caro. El Bicho de pelota parada se puso adelante con el gol de Mignini y el Celeste y Rojo no lo alcanzó más. De esta forma el remate de media distancia de Darío Espínola, solo fue un amague de reacción, pero nada más que eso.

Fue mucho premio para Argentinos la victoria, el partido fue malo, por que los dos no tuvieron ideas, por eso el cero a cero hubiese sido lo más justo. Pero está claro que a Arsenal se siente mejor ante un rival que sale a buscar el partido, que a otro que sale a esperar y a ver que pasa.

El equipo de Burruchaga se encontró enfrente con otro de similar características y planteo táctico y, en ese “juego de espejos” el que pudo relucir fue Argentinos.

Fue una derrota positiva, aunque en lo inmediato el 0-1 lo muestra todo adverso, fue evidente que Arsenal tiene muchas cosas para corregir. Será mejor mirar a lo lejos el partido revancha por la Copa Sudamericana y tratar de recuperar el equipo para el Torneo Apertura.

Si la idea de los técnicos era guardar lo mejor para el jueves, señores los felicito por que así fue. Pero podrían haber apostado un poco más para este partido. ¿La prioridad de Arsenal no era el campeonato local y sumar para la tabla de promedios para seguir tranquilos? Seguramente estas deben ser las preguntas que surgen al participar de dos torneos. ¿Cuál tiene mas importancia y a cuál hay que apostar todas las fichas? Respuestas que sólo Burru sabe. Aunque claro, si el resultado hubiera sido mejor que un empate y una pobre actuación, no se hablaría de esto. Con estas palabras no quiero ofender a nadie, pero deben entender que para los hinchas que vamos a la cancha ilusionados de ver a nuestros equipos, nos sentimos defraudados por el partido en sí.

Al margen de esto Arsenal claramente salió con la idea de mejorar lo hecho en el encuentro anterior ante Colón, con la aparición de algunas caras nuevas en los once iniciales, intentó manejar el partido. De a ratos logró ese cometido, aunque la claridad para llegar al arco fue una cuenta pendiente, no sólo para el visitante sino también para los del Taladro.

En el comienzo del partido se notaba un poco mejor al Viaducto y en los pies del debutante “Tito” Pompey se diluyó una clara posibilidad de gol. Para agregar sobre las llegas de Arsenal solo nos queda un ataque por izquierda de Patricio González con centro atrás, que Hirsig no llegó a cabecear. Sin dudas, demasiado poco hicieron los dirigidos por Burruchaga como para ponerse en ventaja.

A esta altura la tarde empezaba a presentar los primeros bostezos y algunas caras largas de la gente que no podía creer lo que estaba viendo.

Para el complemente se esperaba que la cosa mejore, pero no, todo siguió igual y aunque fue Banfield el que tuvo mayores chances, el partido siguió siendo un bodrio. Si hasta creo que si el remate de Ceballos en los primeros minutos hubiera entrado, le podría haber servido a Arsenal para ver si se animaba a más, ni que hablar al partido. Pero ni eso, el disparo se fue apenitas afuera.

Con el correr de los minutos y viendo que Limia tenia que ensuciar la ropa para salvar el cero, el empate no le sonó tan mal a Arsenal que ya no intento más.

Ojala que el jueves podamos ver eso que guardan tanto, ojala eso tenga algo que ver con emociones, con grandes atajadas, con gritos de gol, pequeñas cosas que faltaron y que hacen a la esencia del fútbol.