Más allá de todo análisis que se pueda hacer, de broncas o conformismo por el resultado, el partido dejó una huella importante en la historia de Arsenal. El resultado ya es sólo una anécdota, porque la emoción de haber llegado a ese lugar, con todo lo que significa ese estadio, no solo porque es River Plate, sino porque ahí pasó gran parte de la historia del Fútbol Mundial. Unos 2.000 hinchas que llegaron desde Sarandí en caravana se encargaron de ponerle música al partido, porque en el resto del estadio 30.000 espectadores de River, apenas murmuraron cuando su equipo hizo los goles.

Del partido en sí hay que decir que durante la primera mitad, el planteo de Burruchaga resultó casi perfecto, Arsenal tenía la pelota, la manejaba con cierto criterio, River era puro desconcierto, síntoma que se notaba cuando muchos de sus jugadores no estaban precisos en los pases y la pelota terminaba en el lateral. Si algo le faltó al Arse fue ir hacia delante en el momento del partido que tuvo control del balón, pudo haber buscado el arco contrario y no lo hizo. Alvarez hacía su escalada por banda derecha, pero al llegar a posición de tres cuartos de cancha retrocedía el balón para Vespa. Esos son los momentos en que se nota la falta de gente en el ataque, porque para Alvarez las opciones de centros al área eran pocas. Solo un remate del Pulpo y otro del Indio Vespa, fue lo que pudo aportar Arsenal en ataque.

En la segunda mitad fue otro el partido, River empezó a jugar, relucieron las figuras de Coudet, D´alessandro, Cavenaghi y Darío Husain. Esos cuatro jugadores volvieron loca a la defensa de Arsenal. Enganche para acá y para allá, buscando esos espacios tan preciados. Ya desde tempranito un cabezazo de Cavenaghi se detuvo en el travesaño. Desde ese momento empezó a pasarla mal Arsenal, y a los cinco minutos, en una jugada de pelota al pie, River entró como nunca lo había hecho en el área visitante y consiguió lo que tanto deseaba.

Desde el gol comenzó otro partido, ya no pudo ofrecer más resistencia el equipo del Viaducto. Las reglas eran claras, aguantar hasta donde se pueda, jugar mientras te dejen, apostar al primer tiempo. Pero eso sí, si te meten un gol se terminó el partido y así sucedió.

Otra gran definición del Torito Cavenaghi tras una buena jugada de Darío Husain y la definición de D´alessandro para un penal que no fue, definieron el partido. Para el resultado decoroso quedará el gol de penal de Silvio González sobre el final del encuentro.

Está claro que no era este el partido en el que Arsenal tenía la obligación de ganar. En el siguiente con Huracán un resultado negativo sería muy preocupante de cara al futuro, por eso ganar o ganar es lo único que sirve.

Desde un comienzo la cosa pintaba fea para el espectáculo, a pesar del día, la temperatura agradable para la práctica deportiva, no fue el partido esperado por los hinchas.

Para poder ver tres pases seguidos hubo que esperar hasta la mitad del segundo tiempo. Era común ver como se repartían la pelota, como desperdiciaban tiros de esquina al ejecutarlos cortos, como se pegaban (sin exceso), con el clásico foul sistemático que solo aporta al aburrimiento.

En Arsenal se nota que nada es igual, al menos por ahora, falta gente para crear juego, el Pulpo no está en su mejor nivel y de él depende mucho el equipo, a Javier Morales no le llegan muchos balones, se extraña el despliegue del Pato González. Yo planteo un interrogante. ¿Si se trabaja una semana para salir a buscar un empate de visitante, como se puede pretender que el equipo adopte una actitud agresiva de local? Quizás mi pregunta es un poco ingenua, es verdad.

Hay que destacar algo; Chacarita fue un espejo, si Arsenal planteaba lucha, Chaca respondía con más, si el Arse la rifaba, hacían lo propio devolviendo gentilezas. Es obvio que no la pase bien en la cancha, aunque cambió en el segundo tiempo, el trámite siguió siendo lento.

Quien se destacó en el conjunto de Sarandí fue Ruiz, parecía un delantero más, tuvo su chance, pero acostumbrado a rechazar su cabezazo se fue muy desviado. Otra muy clarita fue para Mauricio Piersimone, que en posición dudosa, cabeceo muy lejos apenas unos metros de la línea de gol. No mucho más para Arsenal, que le falta actitud ofensiva, no encuentra el camino de la definición.

Volver a ganar puntos para salvarse del descenso jugando al fútbol, como bien dijo Burruchaga es una buena opción, a Arsenal no le fue tan bien por ese camino. A pura lucha tampoco, habrá que buscar un intermedio, viene River, que juega pera deja jugar también, tiene muchos errores defensivos y es ahí donde se pueden buscar los puntos débiles, pero sólo se encontrarán si juegan con el arco de enfrente como objetivo. Porque en este partido con Chacarita, sólo fue una lucha donde no hubo diferencias y la igualdad los dejó conformes, esa conformidad se reflejó sobre el final, donde ambos se saludaron y se dieron la mano.

Arsenal pasó otra prueba de juego. Dejó atrás ese carma que es para algunos jugar en el interior del país y en su tercera presentación fuera de la provincia de Buenos Aires se trajo un punto que le sirve para sumar y aproximarse al objetivo propuesto desde un principio. Cumplió en parte con lo que fue a buscar, por eso, más allá de que el partido haya resultado aburrido para los ojos de los espectadores, lo importante es que el equipo sumó nuevamente y que lo hizo jugando sin perder la línea futbolística que lo caracteriza.

De manera inteligente, bien parado atrás, con los cuatro hombres en defensa más los tres mediocampistas, desnudó al máximo las limitaciones de Colón para generar fútbol en la zona del área de Arsenal, un sector que siempre estuvo bien cubierto y que nunca sufrió algún tipo de sobresaltos. Lo logró controlando las subidas de Jorge Martínez y dificultándole los envíos aéreos al uruguayo Javier Delgado. Así, disminuyó las posibilidades del ‘'sabalero'' que, con el correr de los minutos se desesperaba y aumentaba en mayor medida sus imprecisiones.

Arsenal sacó provecho de esto y le fue manejando el partido lejos de su arco. Manejó la pelota con criterio embanderado en el fútbol de Javier Morales y tuvo las chances más peligrosas del partido. En el primer tiempo, un remate del diez que atrapó el arquero, y en la cabeza de Adrián Romero estuvo la más clara para abrir el marcador.

Lo que sucedió después fue similar a lo del primer tiempo. El partido siguió siendo aburrido y con escasas aproximaciones a los arcos. Edgardo Bauza intentó modificar algo con los cambios pero tampoco encontró respuestas. Mientras que Burruchaga veía con buenos ojos el empate, a los 30 minutos del segundo tiempo bajó la persiana con los ingresos de Patricio González por Javier Morales y luego con el de Mauricio Almada por Martín Andrizzi.

Era lógico que así ocurriera porque para ese entonces había que asegurar el resultado. Para seguir sumando, para que el objetivo esté más próximo.

Era necesario, casi imprescindible volver a ganar, no importaba la forma, si jugando bien, si tirando la pelota afuera. El motivo era lo que menos importaba, porque la lucha por no descender se había puesto dura y los equipos que venían atrás apretaban y mucho.

Como dije en mi crónica anterior, que mejor forma de volver a la victoria que frente a un equipo que venía puntero, y así fue.

Arsenal salió nuevamente en la primera mitad a atorar a su rival, jugando bien lejos de su área, con la clásica jugada de Javier Morales (la figura de la cancha) triangulando con el pelado Alvarez y Silvio González, creando situaciones que no podía concretar. Como el disparo de media distancia del pulpo que reventó el travesaño. Los fantasmas volvían a aparecer, Arsenal jugaba mejor, creaba situaciones pero no podía concretarlas.

Por el otra lado, Velez se mostraba como un equipo impreciso, sobre todo en los pases errados en la mitad de cancha, además no llevó peligro al arco de Alejandro Limia.

Arsenal seguía intentando, tiro libre ejecutado por Cristian Alvarez, pega en la mano de un defensor y Baldassi cobra penal. El pulpo González se hizo cargo y con un remate al medio del arco puso el uno a cero para el equipo del Viaducto.

Lo más claro que nos deja este partido, es que el camino para conseguir puntos es éste, el que utilizó Burruchaga. Lamentablemente Arsenal tiene que salir a especular los partidos, a aguantar la pelota como lo hizo el tano Piersimone cuando entró. El promedio lleva a esto a los equipos recién ascendidos, es por eso que en el vestuario local las declaraciones llegaban todas al mismo comentario: “había que ganar como sea y lo hicimos”.

En el segundo tiempo se justificó la victoria, con lucha y esfuerzo. Nacen otro tipo de figuras como; El gatito Esmerado que en la mitad de cancha no perdía una y las recuperaba todas, y también Cogliandro que con la cancha cambiada se mata en cada pelota, para que por lo menos ese, no sea el lugar para que avancen los rivales.

Sacrificado Arsenal consiguió lo que tanto esperaba y nosotros los hinchas volvimos a gritar un gol en la cancha de Lanús, cosa que no pasaba desde el 16 de noviembre, donde casualmente el Arse había igualado con el granate dos a dos.

Volvió a ganar el celeste y rojo, para tranquilizar los ánimos, para volver a tener los mismos puntos que tenía a esta altura en el torneo anterior, para volver a soñar.